Cerco De Artajona

El cerco de Artajona

La gran fortaleza de Artajona (Navarra) que ocupó toda la amplia meseta del cerro, dominante de la villa, se extiende por el SO. Estaba mandada en 1172 por Pedro Arzeiz; en 1193 por Miguel Martínez de Lehet; dos años más tarde por Miguel de Lerat. Afectaba la forma aproximada de una elipse. Tiene unos 380 m. de larga por 180 de ancha. Cobija en su interior 30 casas y una magnífica iglesia; pero hay vestigios delatores de un número de edificios tres veces mayor, agrupación a la que se denomina "El Cerco". En el lado sur ha desaparecido por completo la línea o lienzos de muralla, sus torres y portal; en oriente y poniente quedan a trechos algunos residuos; pero en el norte subsisten en pie, muros, torres y portal. Parece obra de comienzos del s. XII. Antiguamente tuvo tres portales de los que subsiste en el lado norte. Les defendían matacanes y rastrillos. Las torres de defensa son cubos de piedra de mayor elevación que las cortinas, terminadas en bajas almenas; están provistas en su interior de escaleras de piedra y de abundantes saeteras. Hay vestigios de construcción más antigua formada por enormes bloques de piedra. Ref. Altadill, J.: "Geografía General del País Vasco-Navarro", Navarra, I. (pp. 781-782).

Historia

Artajona fue disputada a los navarros por musulmanes, aragoneses y castellanos teniendo que ser sometida a diversas etapas de repoblación. Del estado en que se hallaba en el s. XI da testimonio la bula del Papa Pascual II al rey de Nav. Pedro I (1094-1104) en el siguiente trozo: «Y, como (Artajona) era pobrísima y casi sin bienes raíces de ningún género, al fin como recientemente poblada, el rey mismo, movido a piedad la dotó de su propia hacienda; hízola además libre e ingénua a perpetuidad». 1070: el rey de Nav. Sancho IV concedió a García Aznárez la villa de Artajona «ad populandum» para que la repoblara. 1070: donación de la iglesia de Artajona al Monasterio de San Juan de la Peña por García Aznárez. 1088: privilegio del pontífice Urbano II a favor de la iglesia de Artajona. 1094-1104: Pedro I ordena a su merino Aznar García, por segunda vez, que entregue al canónigo de San Saturnino de Artajona el diezmo de la novena que percibía el rey. 1096: excomunión de la iglesia de San Juan de Artajona por Pedro, Obispo de Pamplona. 1110: Sancho Fortuñones vende al abad Ugón de Conques y al monasterio de San Saturnino las tierras que tenía en Artajona. 1135: es alcaide del castillo Miguel de Lerat que antes había gobernado en Sangüesa, San Adrián y Dicastillo. 1137: El rey García Ramírez se dirige a los vecinos de Artajona para mediar en las querellas que éstos tenían contra el abad Arnaldo. Es alcaide del castillo de Artajona Pedro de Arceis, funcionario nombrado por Sancho el Sabio (1150-1194). A mediados del s. XII las villas de Artajona, Mendigorria, Miranda y Larraga fueron entregadas en arras a Doña Urraca, esposa de García Ramírez. Luego la gobernó Sancho el Deseado, futuro rey de Castilla. 1158: la villa fue reconquistada definitivamente por el rey Sancho el Sabio que la dotó en 1193 de fuero particular con privilegios y exenciones. D. Sancho el Sabio redujo sus pechas a mil maravedís buenos y de peso al año; y que cada vecino pagase según sus bienes, muebles y raíces, con lo cual les hizo libres de dar a ningún señor, ni otra persona, cena, novena, carnaje ni cosa alguna, excepto los homicidios y colonias, que no hubiese señor, clavero, merino, sayon ni prestamero, salvo aquella potestad que tuviere la villa por mano del rey, que esta potestad no pudiese poner clavero en el pueblo, que los vecinos no fuesen a facendera (labor), que al ejército fuese uno de cada casa y al apellido todos los que pudieran tomar las armas. El fuero llamado de la Novenera ha sido estudiado por Gibert y editado por Tilander. Comprendía a Artajona, Larraga, Miranda y Mendigorria. 1193 y 1194: es alcaide del castillo Pedro Martínez de Lehet que posteriormente ocupó el mismo cargo en Tafalla (1196, 1201 y 1208) y en Uztárroz (1224). 1208: el rey D. Sancho el Fuerte redujo, todavía, la pecha de Artajona a 7.000 sueldos, de los cuales, 6.000 fuesen para el ricohombre, que tuviese el honor de la villa, a razón de 20 caberías y los 1.000 restantes para el rey; en lo demás ratificó lo concedido por D. Sancho el Sabio, añadiendo que los vecinos que tuviesen escudo, y capillo de hierro, no recibiesen huéspedes (alojamiento) si no quisiesen. Todo esto fue otorgado en agradecimiento por la participación de los artajoneses en la jornada de las Navas de Tolosa. Artajona fue villa realenga, teniéndose en cuenta la circunstancia de ser villa murada y fiel y como además poseía una respetable cabería, se ordenó que el señor que tuviese el honor de la villa, poseyera anejo el cargo de alcaide de la fortaleza. 1269: el rey D. Teobaldo II concedió libertad de todos los homicidios que ocurriesen, por cualquier motivo, a los habitantes de Artajona en pago de 2.000 sueldos que le dieron para la guerra Santa. La nómina de alcaides del castillo de Artajona durante los siglos XIII y XIV recogida por Altadill es la siguiente: año 1276, la Comunidad de la villa, la cual por votación le designaba; 1279, D. Pedro Rodríguez de Argaiz; 1306 y 1307, D. Didaco Sancii de Garcés; 1313, D. Guillermo de Loarce (con sueldo de X libras anuales); 1319, la Comunidad de la villa lo designaba; 1331, continuaba a cargo de la Comunidad; 1336, D. Diego Sainz de Eulate; 1339, nuevamente lo designaba la Comunidad; 1390, continuaba el mismo sistema de elección. Los libros de Comptos nos dan cuenta en sus capítulos de justicia facienda, de algunos casos relacionados con Artajona: en 1334, Martín Périz de Monreal fue ahorcado a la vista del castillo por hurtos comprobados; el mismo año fueron encerrados en el castillo muchos malhechores acusados de hurtos y sometidos a la superior censura y penalidad; García Périz de Lizur por homicidio comprobado fue ahorcado ante el castillo; Miguel Fernández, por haber robado a un hombre las vestiduras y matarlo luego, fue arrestado públicamente y después enforcado; Gonzalvo de Castro-Urdiales que cometió varios hurtos en Estella, sufrió pena de horca, ante el castillo, trayéndosele preso desde Los Arcos; Sancho Sánchiz de Guelbenzu, apresado como ladrón, fue llevado a Pamplona y condenado a despeñarle de la Torre de la Galea; también con igual penalidad, colgando sus cabezas de la citada Torre de La Galea fueron enviados a Pamplona siete ladrones que combatieron contra el merino Juan Périz de Lecumberri, hiriéndole siete peones, en intento de robo. 1380: el rey Carlos II manda a Juan de Abarzuza y Juan de Murillo que no obliguen al prior de Artajona a pagar los 70 florines en que están tasados él y los racioneros de su priorato en concepto de ayuda de guerra, porque el capitán que fue puesto durante la misma en la dicha villa había tomado las rentas del priorato. 1423: el rey Carlos el Noble, la declara «Buena villa» e infanzones a sus vecinos. Les otorga escudo de cadenas de oro en campo azul, con encina en un lado y cadenas con banda y corona en el otro. Adquirió asiento en Cortes detrás de Tafalla en cuanto a asistencia, según. el uso, derecho a mercado semanal el lunes y que se sortease un solo sujeto para alcalde, al cual debía de despachar el título correspondiente el virrey de Nav. En 1439 había quedado reducida a 60 moradores. En 1464 sólo contaba 50 debido a los grandes daños que sufría por las frecuentes guerras. El rey D. Juan II, en consideración a ello, rebajó los 77 florines y 9 sueldos, que pagaba por cada cuartel, a la mitad. 1484: Los reyes D. Juan y Doña Catalina donaron los derechos sobre la villa al conde de Lerín, condestable de Nav. Surgieron por esta causa varios conflictos ya que los vecinos no se resignaron al decreto real invocando sus antiguos privilegios. Por ello fue revocada la donación y la villa fue reincorporada a la Corona Real el 29 de octubre. Sin embargo el conde, caudillo de los beamonteses, recurrió a las armas para sostener sus pretensiones y en el año 1494 vino a la villa con gente armada e intimó a que se le prestase obediencia. Los vecinos se negaron y viendo los ultrajes y atropellos que cometía el Condestable en la persona del alcalde nombrado por el rey y en la de los hombres llevados a las prisiones de los castillos de Larraga, Dicastillo y Mendavia, acudieron al rey que comisionó a dos capitanes suyos para que libertasen a Artajona; así lo hicieron, en efecto, y volvieron a colocar al alcalde desposeído por el Condestable. En uno de los intentos por apoderarse de la villa, el conde de Lerín fue rechazado a pedradas por las mujeres del lugar 1498: el rey D. Juan de Labrit, anulando definitivamente todas las gracias hechas por los reyes anteriores, sobre la villa de Artajona, la incorporó para siempre al patrimonio real, mandando que jamás pudiera ser vendida, empeñada ni separada. 1513: nueva intentona del Conde de Lerín; esta vez penetró con gente armada en la villa y se apoderó por la fuerza de la jurisdicción. 1520: Carlos V confirma al Conde en sus pretensiones. 1521: a pesar de haber decretado Cisneros la demolición del castillo, en este año fue nombrado Charles de Erbiti alcaide, nombramiento efectuado por Asparrot. 1544: se hacen ordenanzas para el buen gobierno de la villa. 1551: se inicia nuevo pleito entre la villa y el Condestable que finaliza el 18 de diciembre de 1596: se declara a Artajona villa realenga con jurisdicción propia y con el privilegie especial de celebrar por sí sola las proclamaciones reales, a diferencia de otras villas que debían acudir a la cabeza de su merindad. Este pueblo obtuvo privilegio y confirmación de asiento en Cortes en 1631 por 1.900 ducados de plata doble, que dio para las guerras de Italia. El alcalde y regidores confieren la escribanía de ayuntamiento.



Fuente: http://www.euskomedia.org/aunamendi/5594/3690?q=ARTAJONA&partialfields=fondo%3Aau%25F1amendi&numreg=4&start=0

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